"LA REGIÓN MÁS TRANSPARENTE"

Acerca de la gran novela de CARLOS FUENTES

LA MÍSTICA DE LA TRANSPARENCIA

A ver, habla tu silencio

quizás mañana, el día te sorprenda con sus velas.

Julio César Goyes

La ciudad se hilvana en tiempo. Y las huellas de los que atrás caminaron, quizá en un pasado remoto, los amores y las muertes, perviven como un sustrato donde los transeúntes caminan, aman, sufren y, mueren. Pero esa sustancia del ser mismo del transeúnte además de ejecutar su presente sobre las capas de lo pretérito, sueña, se proyecta al futuro, hace planes. En ese hilo de lo temporal, fino y maldito, se construye la identidad humana. Pero a ese hilo en la trama le falta el bastidor esencial, el soporte. El tiempo como entidad abstracta no existe, es una simple invención para un observador sino determina un movimiento y un espacio -esto, para un físico, podría parecer de perogrullo, pero es necesario fijar estos conceptos para que sostengan lo que viene. Sucede que ese espacio demarca objetos materiales, cosas, que están allí independientemente de que uno las mire o se fije en ellas: existen. De estas cosas, existe un subconjunto de aquellas que sí tienen que ver con el transeúnte, que lo determinan, lo golpean o acarician, le fijan un horizonte y un ritmo. La calle, una plaza en la que voy a ver ocultarse el sol, la avenida Chapultepec donde vive una mujer que me importa, el club de los fifís donde habitan aquellos que procuro que no me importen, en fin, todo ese entramado que confluye en la vida ¿Pero cuál es el vínculo que relaciona esas cosas con el individuo de ciudad?

El individuo determina esa relación cuando nombra esas cosas, cuando las adjetiva estableciendo un flujo constante que va de los objetos a él y viceversa. Entonces el individuo habita el mundo. Queda claro que el vínculo son las palabras.

Pero resulta que muchas veces el nombrar y las palabras que nombran no son siempre propias. Hay ya un trayecto, y ese hilo de lo pretértio ha otorgado una manera de usar las palabras: una forma de vivir. Y el proyectarse, el soñar el futuro, genera una presión en esas palabras: en ese estilo de vida. Para el tejido de ésta, para el ser humano ese antes y después conforman lo que se llama identidad.

Ahora bien, resulta que ese pasado no siempre es accesible, a veces se trueca y se confunde. Hay fuerzas naturales y artificiales que -en el caso de estas últimas- tienen algún interés en que ese pasado no se conozca muy bien para imponer cierto tipo de palabras, ciertos modos de ser y vivir.

En La Región más transparente (1958 ), Carlos Fuentes nos deja ver claramente con algunos de sus personajes la dificultad de acceder a esa parte de identidad que da el pasado, y por tanto lo postizo que resulta desde allí soñar un futuro.

Ixca Cienfuegos, el personaje central, es consciente de que hay regiones de ese pasado que aún son oscuras, que no se han podido determinar, y por lo tanto ese futuro resulta falso. Ixca es una suerte de recaudador de impuestos, pero no en moneda sino en palabras. Él posee la facultad de hacer que las personas, los personajes, cuenten su historia, digan sus palabras, y desde allí traten de indagar por su ser propio y su relación con el mundo. Mientras tanto siente que el mejicano es un ser parcial, no en la condición general de todo lo humano sino en en la esencia misma del ser mejicano y en lo que sea que ello quiera decir. Mientras tanto ese “mejicano” es una suerte de fantasma y México un rompecabezas por reconstruir, por armar en la noche…

Ixca abrió los ojos a la noche. El sol se había puesto. En la oscuridad, con la mirada azorada, el hombre sentía correr una multitud de sombras por su pecho.

-Quiero otra noche, no ésta –murmuró-. –Otra noche, no ésta. Una noche en que se puedan recoger los fragmentos de la luna, todos los fragmentos rotos del origen, y volver a tocarlos íntegros. Otra noche-. (P. 275)

La necesidad de proyectar un futuro que sea más actual y propio lleva al autor de la novela a plantearse el problema de la modernidad para México y los demás pueblos hispanoamericanos. En su libro Valiente mundo nuevo, nos muestra el absurdo que resulta de adoptar modelos extranjeros, principalmente europeos, a la política, economía y en general cultura de América,

Ixca sabe que esos modelos impropios han acarreado consecuencias palpables en México y esto se evidencia principlamnete en la ciudad. Manuel Delgado al comentar a Durkheim nos dice que las comunidades urbanas están en permanente estructuración generando un plus de energía en el que el individuo es arrastrado hacia el exterior, luego, debe pensarse como ser social. Se genera así la efervescencia colectiva, una presión en donde se precisan puntos de escape. Este plus de energía -nos sigue diciendo Delgado- genera necesidades que esa sociedad no puede satisfacer, esto se denomina anomias. La sociedad deviene en una suerte de plasma, de magma, una viscocidad con la potencialidad de ser cualquier cosa. ¿En qué se muestra eso en la novela de Fuentes?

Norma Larragoiti -personaje de origen humilde- desea llegar a formar parte de la flor y nata de la sociedad. Para ello precisa dinero. Por otra parte Federico Robles desea mostrarse alli como alguien con elegancia con clase. Se establece entre ellos un acuerdo tácito: gracias al dinero de Robles, Norma accede al mundo de su anhelo, y éste a su vez, con ella, tiene la clase, ya que no propia.

Aparece entonces la Norma con esa insatisfacción típica de los burgueses que buscan elevarse: tiene las comodidades, el confort, sin embargo algo no cuadra, no se hallan. Esta insatisfacción, la sociedad no podra llenarla. Norma debe buscar puntos de escape. De algun modo presiente que su papel aunque cómodo no es auténtico. Como mexicana no posee una identidad, luego al elevarse socialmente queda sola, no tiene un punto de conexión con lo social.

El amor entre Ixca y Norma, representa para ésta, esa búsqueda del punto de escape. En el capítulo titulado Aunque me espine la mano, Ixca dice que sólo puede ofrecerle palabras. Estas palabras representan -además del repertorio que Cienfuegos lleva de todos los otros que hablan su historia- una posible indagación de la verdad en el ser de ella. Pero Norma no desea oír esa posible verdad, la teme. Por mantener su status lo sacrificaría todo, incluso el amor. Se entrega a Ixca pero sin dejar que esas palabras la permeen. Se precisa entonces otro punto de escape.

Otro personaje que vive una anomia parecida es Rodrigo Pola. El cual fué concebido con palabras. Rosenda, su madre, en el capítulo homónimo, nos cuenta que Gervasio la alejó de ese mundo de juegos y ensueños con sus padres me llenó de palabras la cabeza y el vientre (P. 247). La imagen que de su padre le da a Rodrigo es la de un cobarde por no poder morir solo y delatar a sus compañeros, junto a los cuales es fusilado. Más adelante en el mismo capítulo Rosenda aclara que no le reprocha tanto esa cobardía como el que no la haya participado de esa muerte y al fruto de la fecundación de esas palabras, por no haberlos llevado al paredón a ellos también.. Es decir, ese hombre que la llevó a esa indagación por otro modo de vida, de ser no haya cerrado el ciclo completo: o bien nos quedamos sumergidos en la ilusión de ese mundo construido artifialmente por otros (mundo establecido); o bien si iniciamos la indagación por la identidad y la libertad, la completamos.

Rosenda imparte a Rodrigo un hilo para tejer su trama de el éxito establecido, de ser rico. Cuando ella le encuentra sus poemas se decepciona, Nadie tiene derecho a hacer su destino le dice. Rodrigo entonces debe independizarse, buscar un hilo que le permita una identidad auténtica y no cargar con el peso de ese pasado que representa su padre, de cobardía y de fracaso. Ixca le ayuda no solamente como recaudador de palabras al oir su historia sino también mostrándole alguna posible dirección:

-El mundo no nos es dado- añadió Cienfuegos, comprimido en su gabardina mojada. –Tenemos que recrearlo. Tenemos que mantenerlo. El mundo es ciego y es bruto. Dejado a sus fuerzas, se arrugaría como una manzana arrancada al tronco, penetrada de gusanos. El tronco le dio su savia y su vida, sí. Pero la mano que arrancó la manzana debe conservarla, o morir con ella. (P. 283)

Pero la indagación por buscar las palabras que no determinen un mundo ya dado sino que se pueda construir, ya se daba en el colegio con un juego ideado por su patricio compañero Roberto Régules. A palabras como caridad, fe, entre otras se las despoja de su significado “opresor” anteponiéndole una imagen o ícono (a caridad una mujer desnuda) que de cuenta de la rebeldía y libertad.

Pero sin embargo le queda esa imagen de la madre que le señala un destino, que en el fondo ni ella cree, pues frente a la foto de su marido dice que no hay éxitos ni derrotas en esta ciudad, sólo fantasmas (P. 253). Inseguro, Rodrigo busca demostrarles a los demás, y por lo tanto a sí mismo, que es capaz de triunfar, y lo logra como guionista, y como esposo de Pimpinela. Pero ese éxito no lo llena, en el fondo es conciente de que se ha traicionado a sí mismo. Tendrá que buscar otra forma de escape.

En cuanto a Federico Robles, el status y clase que le otorga Norma no lo llena del todo. Busca esas palabras que lo puedan acercar a sí mismo. Hortensia Chacón le brindará ese espacio. Es significativo que ella sea ciega. Lejos de unos ojos que lo contemplen y juzguen, Robles siente junto a ella esa intimidad algo parecida a la soledad. Hortensia tiene la piel de india y sus palabras le recuerdan a él también su pasado mestizo y revolucionario que abanonó para ser ahora el principal capitalista.

Sobresale el diálogo que se presenta en el capítulo titulado El águila siendo animal con Manuel Zamacona. Éste último propugna por una revaluación clara del pasado de México para poder incorporarlo y así redimirlo en su presente. Zamacona es el que señala y acusa los puntos falsos de ese capitalismo por el que Federico propugna. Hay un ciclo que se adivina aquí pues posteriormente nos enteramos de que Zamacona es hijo de Robles.

Y el ciclo general se renueva en la historia pues al caer el poderío de Robles otro con personalidad -con máscara- parecida a la de él es puesto: Roberto Régules. Tal parece que los juegos de palabra para buscar la libertad no sirvieron sino para mejor someterse, con un puesto preponderante a ese mundo ya dado e impuesto.

Estos ciclos repetitivos se evidencian también en la construcción de la novela. Observemos sino que ésta termina y comienza con Ixca y Gladys García: Aquí nos tocó, qué le vamos a hacer, en la región más transparente del aire.

En Valiente mundo nuevo Fuentes propone el discurso poético como alternativa que, de al­gún modo, logrará rebasar las fronteras de la fatalidad de la historia; y realizando una nueva lectura de ella, la lectura de lo que no fue, quedando la posibilidad de acceder a una identidad propia. A un nuevo comienzo. Pero ¿qué es y cómo se accede a ese lenguaje poético?

Cuando Norma rechaza las palabras que Ixca tiene para ella, ésta queda al margen de la posibilidad de acceder a un conocimiento propio, a una identidad que le permita acercarse al ser, ser ella misma y desde allí a lo que implique ser mejicana. Entonces la otra forma de escape será el sacrificio. Lo que la va a alejar de esa norma, de esa generalidad postiza que representa, de ese juego de máscaras en el que en medio del confort difícilmente respira, será el fuego.

La descendencia de Robles: Manuel Zamacona, que dice“No tengo el valor de morir por lo que digo, eso es todo. ¿Y para qué seguir si no lo tengo? (P. 443), será también objeto de un sacrificio simbólico. Luego que se internó en el ámbito de su padre (sin saberlo) a combatir e intentar rebatir aquello que se le daba impuesto, es muerto simplemente por alguien que no tolera que lo miren así.

En últimas, el influjo de esas palabras será un movimiento desde y hacia la región más transparente del aire. Ese lugar donde las palabras callan para ejercer el silencio. No ese silencio del que no tiene qué decir, sino del que se desprende de esos destinos, anclajes a realidades muy limitantes y de la individualidad pasa a la sensación de lo comunal, de lo colectivo en donde sufro, gozo y vivo el ser de los otros. Como en los tiempos aurorales del mito, la palabra-silencio congregaba en un todo. No es una simple casualidad que en el capítulo final del libro se convoque con un tú, que se repite tanto, para que conformen también lo que soy. Todos ellos en mí. Yo en ellos.

BIBLIOGRAFÍA

Delgado, Manuel. El animal público. Barcelona: Anagrama 1999.

Fuentes, Carlos. La Región más transparente. Edición conmemorativa

Santillana 2009.

——————- Valiente mundo nuevo, Fondo de Cultura Económica, México,

1.990

Paz, Octavio. El laberinto de la soledad. Méjico: FCE 2002.

WLADIMIR ASCUNTAR ©

UNIVERSIDAD DEL VALLE - LICENCIATURA EN LITERATURA

10/07/2009 Posted by | Uncategorized | , , , , , , , , , , , , | Deja un comentario

IXCA CIENFUEGOS Y LA CIUDAD

En la novela de Carlos Fuentes, La región más transparente, se presenta la Ciudad de México como el lugar donde se encuentran todas las formas del ser mexicano; el campesino desarraigado, la clase media, el aristócrata decadente y pobre y la nueva casta de adinerados que se consolidó después de la revolución. Allí convergen las expresiones indígenas y occidentales, mezclándose y negándose, en un intento desesperado de encontrar una identidad. La ciudad de México, de la década del cincuenta, es el refugio de todos aquellos; pobres y ricos, que la revolución desterró del campo. El único lugar que significa progreso y oportunidad. Aquí ya no tiene sentido mirar hacia atrás, al tiempo de los grandes hacendados, o añorar un mundo indígena puro, porque la ciudad está concentrada en su propio movimiento y exige otras dinámicas.

Los personajes de esta novela tienen diferentes relaciones con la ciudad. Unos añoran la ciudad pequeña y colonial, fuertemente jerarquizada (como la familia De Ovando). Otros se lamentan por lo que pudo haber sido la revolución y no fue. La clase nueva emergente (como Federico Robles o Roberto Régules) ve en ella el progreso del país y justifican sus actos corruptos por este mismo progreso. Por otro lado está la cara de los pobres; Gladys García, Beto, Gabriel etc, cuya única alternativa es la miseria de la ciudad, en ellos hay un sentimiento de profundo desarraigo, decepción y aceptación de un destino gris.

La ciudad es el escenario que escoge Carlos Fuentes para plantearnos el problema de la identidad, porque este es el espacio que contiene todas las formas del mestizaje racial y cultural de México y donde se lucha por definir y dar respuesta a la pregunta ¿Qué somos?, ¿Quiénes somos? El relato plantea estas interrogantes a través de Manuel Zamacona, Federico Robles, Rodrigo Pola, Norma Larragoiti, la familia De Ovando, el pueblo etc y en la manera en que interactúan unos con otros en diferentes espacios. La novela muestra una fuerte estratificación social y el choque entre lo autóctono y lo popular con el deseo de establecer lo blanco y lo europeo como norma con el fin de mantener la jerarquía, la división, la negación y la no aceptación de lo indígena como una realidad latente. El grupo de Bobó muestra está clase de esnobismo, mientras que personajes como Gladys García muestran la cara mestiza, que se apropia de la ciudad en sus recorridos.

Es lluvia de ciudad contagiada de olores. Mancha las paredes. No se mete en la tierra. Lluvia mineral, el desconcierto de cabezas bajas, sumisas al lívido timbal del cielo, cabezas gachas, mojadas de lluvia y vaselina. Surtidores del cielo mexicano: esperando en silencio desesperado, esperando junto a los muros, como los condenados junto al paredón: la fusilada que no llega, los cuerpos enjutos y grasosos junto a la lluvia, disueltos en el vaho de gasolina y asfalto, momias de un minuto junto a la lluvia. Bajo la lluvia: los letreros despintados, el bostezo de las piedras, la ciudad como una nube tullida, olores viejos de piel y vello, de gernachas y toldos verdes, mínimo murmullo de ruedas, chisguetes de canciones: el cielo se abría sin otorgar, el cemento y los mexicanos no pedían: que luchen lluvia y polvo, que se muerdan viento y rostros, que se espere pegado a las paredes ensopado, los bigotes lacios, los ojos vidriosos, los pies húmedos, comprimido en su carne espesa, maloliente insano, plagado de cataratas y forúnculos, dormido en los nichos como ídolo eterno, de cuclillas junto a los muros acribillados de la soledad, escarbando en la basura lago que roer, que se espere raza de murciélagos. Que se espere allí: mas cerca del origen húmedo, mas cerca de los rincones: lluvia en los rincones, toses pequeñas y huecas ¿que se abrazaran juntos bajo la lluvia? Un abrazo de todos cuando los perfiles del firmamento negro dicen tú aquí, ellos allá. i

La Región más Transparente nos presenta una historia que no solo es mexicana sino latinoamericana, si bien retrata de forma precisa el contexto y las tradiciones, está hablando de identidad, de injusticia social y de ciudad. La narrativa urbana latinoamericana nace de esa necesidad de exponer a partir de la ciudad y sus características únicas los imaginarios y problemas de nuestras sociedades. En su ensayo Valiente mundo nuevo, Carlos Fuentes reflexiona sobre estos mismos temas, identidad, injusticia social y ciudad en la narrativa y plantea la necesidad de elevar la vida política al nivel cultural para llegar a tener un poco de esa justicia que tanto hace falta en las ciudades de América Latina:

Este aquí y este ahora son los de la crisis. Las ilusiones perdidas de la clase media, el agotamiento de la clase campesina tradicional, la angustia de la masa de trabajadores urbanos, nos ofrecen un retrato proliferante de lo perdido y lo anónimo: ciudades individuos esperezas. Nuestras frágiles democracias mal pueden resistir estos embates; pero solo el fortalecimiento de la democracia puede reunir cultura y política y permitir que al cabo salgamos de la crisis. Sin embargo, cualquier nueva democracia tiene que proponerse una meta que hasta ahora solo las revoluciones han propuesto seriamente: el crecimiento con justicia.ii

Los personajes que nos presenta Carlos Fuentes están en una búsqueda del asenso social y estabilidad económica. Al aumentar el estrato social es necesario sacrificar todo lo que no corresponde a la norma. Esta actitud se traduce en la negación del otro y a la vez de sí mismo, porque es en el otro que el ser humano se reconoce como tal. El asenso implica la construcción de una identidad acorde al modelo europeo y una fachada adecuada y precisa para cada ocasión en que sea necesario hacer gala de los buenos modales. Todo lo indígena, lo oscuro, lo pagano, lo animal o cualquier atisbo de debilidad tienen que ser negado, eliminado y si es muy evidente al menos disimulado. Lo indígena se asoma con pena, pero allí vive, está presente, vive en el pueblo y en la tradición.

Para analizar de qué forma interactúan estos personajes es muy útil la reflexión que hace Manuel Delgado, en su texto El animal público, sobre lo urbano:

lo que implica la urbanidad es precisamente la movilidad, los equilibrios precarios en las relaciones humanas, la agitación como fuente de vertebración social, lo que da pie a la constante formación de sociedades coyunturales e inopinadas cuyo destino es disolverse al poco tiempo de haberse generado.iii

En la región más transparente es la gran masa la que constituye lo urbano, es allí donde esta esa movilidad en las relaciones humanas. Las clases sociales altas todavía conservan los rezagos de la aristocracia provinciana y recalcitrante Sus relaciones se limitan a un circulo social selecto y excluyente. La apropiación que hacen de los espacios no hace posible lo urbano a pesar de que entran en el juego de las mascaras. La ciudad todavía está en formación y empezando a adquirir estos matices, las relaciones entre las personas empiezan a transformarse. Carlos Fuentes nos muestra una cuidad de México que lucha por ser moderna y progresista sin embargo el encierro de las clases dirigentes hace difícil que este progreso no se de más que pasando por encima del otro.

Toda esa muchedumbre que se agita por el espacio público ´´a su aire´´ que va a la suya o, como suele decirse hoy ´´a su rollo´´, la conforman tipos que son mas que su propia coartada, que siempre tienen algo que ocultar, que siempre planean alguna cosa; personajes que, porque están vacios, huecos, pueden devenir conductores de todo tipo de energías.iv

Esta cita del libro El animal público ilustra muy bien que tipos de personajes se forman en la ciudad, personajes que se mueven entre la muchedumbre, cargando a cuestas toda su humanidad, desplazándose y relacionándose de forma impersonal, infundiendo miedo en el otro. En este texto también se nos habla de la estética del sucesov, de la fugacidad con la que ocurren las cosas en las grandes urbes sin que eso signifique parar. La vida y la muerte no son más que una parte de las cosas que ocurren.

Así mismo esta ciudad de México se mantiene como un organismo vivo, si hay muerte pronto será reemplazada por vida y si hay vida pronto será reemplazada por muerte. Dentro de esta estética del suceso se pueden contar todas las muertes que hay en la novela; la de Gabriel, la de Manuel Zamacona, la de Norma Larragoiti. Muertes que no importan porque pronto serán reemplazados. Muertes que no importan porque hacen parte de un ciclo, de un movimiento.

Está es la ciudad que narra Ixca, la ciudad que vive en lo profundo de su ser, con sus muertes, su derrota y su miseria, con esa conciencia de ir hacia lo inevitable:

es Gladys García de acantilados carnívoros, es Hortensia Chacón dolor inmóvil, es Librado Ibarra de la brevedad inmensa, es Teódula Moctezuma del sol detenido, del fuego lento, es el tuno del letargo pícaro, soy yo de los tres ombligos, es Beto de la risa gualda, es Roberto Régules del hedor torcido, es Gervasio Pola rígido entre el aire y los gusanos, es Norma Larragoiti de barnices y pedrería, es el Fifo de víscera y cuerdas, es Federico robles de la derrota violada, es Rodrigo Pola con el agua al cuello, es Rosa Morales de calcinaciones largas, son los rostros y las voces otra vez dispersos, otra vez rotos, es la memoria vuelta a la ceniza, es el bracero que huye y el banquero que fracciona, es el que se salvó solito y el que se salvó con los demás, es el jefe y el esclavo, soy yo mismo ante un espejo imitando la verdad, es el que acepta al mundo como inevitable, es el que reconoce al otro fuera de si mismo, es el que carga con los pecados de la tierra, es la ilusión del odio, es el tú eres del amor, es la primera decisión y la ultima, es hágase tu voluntad y es hágase mi voluntad, es la soledad apurada antes de la ultima pregunta, es el hombre que murió en vano, es el paso de más, es el águila o sol, es la unidad y la dispersión, es el emblema heráldico, el rito olvidado, la moda impuesta, el águila decapitada, la serpiente de polvo: el polvo que huye en constelaciones sobre todos los perfiles de la ciudad.vi

Después de la revolución la Ciudad de México se convierte en punto de partida. Es el símbolo del crecimiento económico y de las oportunidades. Aparece la clase media constituida por los trabajadores de las empresas, las fábricas y los almacenes, que aspiran siempre a subir un poco en la escala social. La ciudad se vuelve sinónimo de movimiento, de crecimiento demográfico y de formación de nuevas identidades. Es allí donde está el mundo contenido, no en el campo, es allí donde un golpe de suerte significa desgracia o riqueza. En cualquier momento se puede pasar del anonimato al reconocimiento. Es donde está la fuerza contenida y la potencia de la masa.

En la novela se muestra el universo mexicano a través de las vidas de unos pocos. Retazos de mundos que contiene la ciudad, que se mezclan, interactúan y luchan por mantenerse en un juego constante de intereses. La clase aristócrata se mezcla con la clase de nuevos ricos, que tanto repudia, por conveniencia, a su vez los nuevos ricos se mezclan con la aristocracia para comprarse un nombre. Pimpinela de Ovando es amiga de Norma Larragoiti por interés y viceversa. Esta dinámica se refleja en la frase de Ixca Cienfuegos “dame lana y te doy clase. Dame clase y te doy lana¨

Es a través de Ixca Cienfuegos que se nos muestra esta realidad. Ixca es la dualidad, las dos caras de la moneda. Él, descubre para los lectores ese algo mexicano que se mueve como un fluido en la ciudad. Él conoce los barrios populares y los círculos sociales selectos. Él, es la mezcla de los dos mundos que viven en los mexicanos; lo racional y lo religioso, lo blanco y lo indígena. Es también el observador de las vidas que lo rodean, el que se mezcla entre la multitud y siente y analiza la ciudad. Él plantea el problema del otro. Es como dice Manuel Delgado citando a Eugenio Trias un, liminateus, un ser fronterizo ¨nómada por entre todas las franjas, que tiene motivos para reclamarse de ninguna parte como el requisito que le permite ser constituyente de todas¨vii

Nueva aurora, nueva ciudad sin cabos –recuerdo o presentimiento -, a la deriva sobre un rio de asfalto, cercana a la catarata de su propia imagen descompuesta: en la cima de la aurora, Ixca Cienfuegos caminaba entre los miembros sin coyuntura del esqueleto de México, distrito federal, de la fortaleza roja de los vizcaínas, al tempano de cemento y baratijas de san Juan de Letrán, túnel por donde volaban la hebras y cascaras de la noche anterior con el estruendo brutal de lo que nada dice: cuerpos y papeles, el eco del rumor de los cabarets y los pies arrastrados por los pavimentos y las manos de personas que acariciaron todos los senos caídos, del Amave al Barba azul a la Bandida, desprendidos tres o cuatro veces durante la noche a cambio de setenta, ciento cincuenta pesos…viii

Él revela la realidad de las historias de Rosenda, Gervasio y Rodrigo Pola, Mercedes Zamacona, Pimpinela de Ovando, Norma Larragoiti, Hortensia Chacón, Federico Robles etc. Historias que podrían ser de cualquier persona en ese contexto; la espera de la mujer mexicana y su papel subordinado, el miedo de un revolucionario, los sueños del que quiere ser poeta y las justificaciones de un banquero millonario.

Los actos de Ixca están cargados de simbolismo, él, es una especie de conciencia que lleva a los demás a preguntarse ¿Quién soy? Es el malestar que saca a los demás personajes de su zona de comodidad. Exige un sacrificio, que implica despojarse cualquier identidad o fachada para llegar a ser realmente. A través de Ixca La novela nos presenta dos órdenes sociales dentro de la ciudad, uno vital y oscuro y otro que se enmascara. Uno racional y otro supersticioso, uno blanco y otro indígena y mestizo. Al traspasar las fronteras de uno y otro hay un choque, un cambio; las estructuras de uno y otro tambalean, el pensamiento cambia. Esta cita del libro El animal público es pertinente para ilustrar esta situación:

Se trata en realidad de dos sociedades, visible la una invisible la otra, que forman sociedad entre si, pero la comunicación entre las cuales no puede ser sino traumática, precisamente por su naturaleza radicalmente dispar e incompatible. El intercambio entre ambos mundos –el visible y el invisible; lo profano y lo sagrado- es hasta tal punto comprometido que aquellos que asumen llevar a cabo físicamente los tránsitos, los desplazamientos, la vulneración de la distancia brutal que los separa han de hacerlo habilitando un territorio de nada y de nadie que implica la alteración absoluta de las identidades, el encuentro con una alteridad total en una experiencia del máximo riesgo. El franqueamiento de esa frontera entre universos aparece protocolizado de distintos modos, según el momento histórico y la sociedad, pero se concreta en las técnicas rituales que la antropología religiosa designa como sacrificio –para aquellos casos en los que el transito entre mundos sea hasta tal punto violento que quien lo realice no pueda sobrevivir.ix

Ixca exige este tipo de sacrificio, un sacrificio no para la muerte sino para la vida, un sacrificio de reconocimiento del otro y auto -reconocimiento. Una reflexión acerca del ser y de la identidad, por supuesto el sacrificio puede ser mortal y peligroso o puede renovar. En sus relaciones con los demás personajes, Ixca va por ese sacrificio.

Una de sus relaciones mas intensas es la que sostiene con Federico Robles el hombre que una vez fue campesino, hizo la revolución sin ningún propósito y se convirtió en un hombre rico. Es Federico Robles un reto para Ixca Cienfuegos, pues este ha vivido medio siglo de historia mexicana, ha estado abajo y también arriba, detrás de él se esconde toda la ideología de chingar para no ser chingado. Robles puede manipular destinos, comprar conciencias, darse prestigio con una esposa blanca, pero detrás de la mascara está ese Robles encerrado en si mismo que intenta justificar todos sus actos en aras del progreso. Robles ha salido victorioso porque supo chingar. No quiere dejar que Ixca obtenga una victoria sobre él, no quiere recordar, pero recuerda, entonces se justifica y justifica el sacrificio del pasado por el futuro, negándose a reconocer y traspasar esa frontera que esta dentro de el mismo, que ve cuando se mira al espejo y reconoce su piel oscura.

Con Norma Larragoiti hay una confrontación, ella es el mundo oficial, Norma no puede despojarse de la mascara, porque ella es la mascara, detrás de ella solo hay aire, una ilusión. Es el ideal que se persigue en la ciudad, Norma es la norma; dinero, fama, belleza. Sin esto no existe la vida para ella y ella no es más que eso. Norma representa el nuevo orden social, el que emergió después de la revolución. El orden que ignora todo lo propio y camina hacia adelante con una venda en lo ojos y una fe ciega en el progreso, por eso no es gratuito que sea la esposa de Federico Robles.

Ixca en cambio es el pasado, el presente y el futuro, es la herencia oscura, la cara indígena, pero también es la razón, la conciencia que reflexiona que indaga y pregunta y se cuestiona y cuestiona a los demás. Ixca le exige un sacrificio a Norma, el sacrificio consiste en dejarse caer hasta el fondo y reconocer su ser pleno. Sin embargo Norma no puede dejarse caer hasta el fondo, hasta el origen porque eso implica la muerte.

La relación de Norma e Ixca es el encuentro y el choque de dos ordenes dentro de una ciudad que intenta ser moderna. El sacrificio de Norma es imposible si tenemos en cuenta quien es ella y que puede pasarle. La forma en que Manuel Delgado trata el concepto de sacrificio Es muy útil para entender la forma en que interactúan Ixca y norma:

En todos los casos se trata de generar un espacio hueco, una oquedad marcada, que implica para quien se instala en ella, una destrucción física o moral del yo, del propio cuerpo o cuando menos dela propia identidad, puesto que la violencia del choque se asocia a una disolución de cualquier estabilidad, modalidad extrema de turbulencia provocada por el contacto entre dos masas inestables y a temperaturas radicalmente distintas. Eso que provoca es – de nuevo – una nihilización, una reducción a esa nada en que cualquier cosa es posible, en la que del yo puedo decir con toda la razón, con Rimbaud, que es otro, donde mi cuerpo no me pertenece, donde puedo estar aquí pero en realidad estoy lejos, en otro universo dislocación absoluta, y, e el caso del sacrificio, zona letal de la que de ningún modo podre salir.x

En la novela hay dos momentos claves que representan en esta confrontación; la ¨muerte¨ de Ixca ahogado y la muerte de norma por el fuego. La muerte de Ixca ahogado representa la negación de Norma a perder todo lo que ha conseguido, ella no está dispuesta a despojarse de su mascara porque ella es la mascara y renunciar a la mascara es renunciar a la vida. El final de Norma Larragoiti también es significativo, ella muere cuando su casa se incendia, ¿es realmente su muerte el sacrificio que Ixca le había prometido a Teódula? Lo cierto es que Norma muere cuando ya no le queda nada, cuando ha perdido todo el poder que le procuraba Federico Robles y su dinero, entonces se consume pues más allá de eso no hay nada.

El encuentro entre norma e Ixca representa un proceso social, una forma de interactuar, plantea nuevamente el problema de la identidad y también los dilemas sociales de la nueva ciudad de México donde la fortuna no garantiza la felicidad. La ciudad se transforma con rapidez y quien no se adapta es aplastado por ella, hay que estar a la caza de las oportunidades y estar con los ojos bien abiertos. Igual que en Manhattan transfer, en La Región más Transparente la ciudad es movimiento incesante y sus habitantes tienen que ir acorde con ese movimiento.

Los órdenes cambian, primero el porfirismo, después la revolución, después el crecimiento de la ciudad, el capitalismo, la alienación y el nacimiento de nuevas clases sociales. Esto es lo que narra La región mas trasparente; la ciudad como epicentro de estos fenómenos, la ciudad como resultado de ellos, las formas de ser que ella alberga; la pobreza, la tristeza la desilusión, la frialdad el dolor, la ausencia de identidad, el dolor de la derrota, la aceptación de la tragedia como algo inevitable, como un sino funesto que persigue a los habitantes de la ciudad como si fuera una sombra. Mientras la ciudad crece sola, es testigo de relaciones efímeras, de esperanzas heridas, y orgullos alimentados en vano. En la ciudad ya no importa quién eres, ya no importa el pasado porque ella se mueve incesantemente hacia adelante devorando el presente y hambrienta de futuro.

La ciudad continúa su marcha, con las nuevas Normas Larragoitis, con los nuevos Federicos Robles y todas sus calles, cafés y burdeles y la cara indígena y mestiza esperando ser reivindicada. Allí estará la ciudad esperando siempre, acogiendo y allí estarán las caras oscuras llenas de rabia, de inocencia, de dolor esperando, esperando siempre.

Bibliografía:

Delgado, Manuel. El animal público. Anagrama. Barcelona.1999

Fuentes, Carlos. La región más transparente. Alfaguara. España. 2008

____. Épica, utopía y mito en la novela hispanoamericana. En: Valiente mundonuevo. Narrativa Mondadori.


i Carlos Fuentes, La región más transparente. Pág. 27

ii Carlos Fuentes, Épica utopía y mito en la novela hispanoamericana.pag 16.

iii Manuel Delgado, El animal público. Pag.12.

iv Manuel Delgado, El animal público. Pág. 17.

v Manuel Delgado, El animal público.pag. 26

vi Carlos Fuentes, La Región más Transparente.pag, 537

vii Manuel Delgado, El animal público. pág. 109.

viii Carlos Fuentes, La región más transparente. Pág. 407

ix Manuel Delgado, El animal público. Pág. 100

x Manuel Delgado, El animal público.pg 101

Paola Andrea Moreno Ramírez ©

UNIVERSIDAD DEL VALLE - LICENCIATURA EN LITERATURA

17/06/2009 Posted by | Uncategorized | , , , , , , , , , , , , | Deja un comentario